Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://karimrjkc969115.develop-blog.com/46177632/el-mundo-recuerda-el-cabezazo-de-zidane